Cómo combatir el liderazgo tóxico

Liderazgo tóxico son dos palabras antagónicas, porque si es tóxico ya no es liderazgo en el bien entendido del término.

Poner la etiqueta de líder a alguien es un honor que hay que ganárselo. Nadie puede presentarse como líder de nada. Son los demás que te definen como tal y te hacen serlo o no.

Un líder sin seguidores voluntarios es como un volante sin coche. No sirve para nada. Quizás para jugar un rato, pero poco más.

La historia está repleta de grandes líderes con pies de barro que se han desmontado tan pronto como alguien ha dado luz a su lado más oscuro. De políticos se nos ocurren unos cuantos, ¿verdad? Practican el liderazgo para su beneficio personal, por lo que acaban desvirtuando  este concepto.

¿Y en el mundo empresarial? Podemos pensar en directivos y empresarios corruptos, ladrones de guante blanco, los más mediáticos. Pero hay todo un ejército de directivos de dudosa profesionalidad que erosionan en silencio el potencial de sus organizaciones, equipos y colaboradores. A estos me voy a referir hoy.

Primero me gustaría diferenciar 2 grupos:

Los Directivos tóxicos recuperables

Las circunstancias externas o una mala gestión o la falta de competencias adecuadas les han llevado a caer en una situación de toxicidad con sus equipos. No por ello están exentos de responsabilidad, pero de alguna forma sienten que deben cambiar en algo. A ellos hay que tenderles la mano y ofrecerles herramientas y soluciones para que comprueben que hay otra forma de dirigir y que el cambio siempre es posible. Cuanto antes empiecen, mejor. Si tardan demasiado, el daño generado puede ser irreversible.

Solo es cuestión de voluntad, actitud y determinación.

Los Directivos tóxicos desechables

Son aquellos que hacen de la toxicidad y el oportunismo su modo de vida profesional. Se sienten cómodos haciéndolo de manera sistemática y con su beneficio personal como único objetivo. Son depredadores de motivación que buscan alimentar su ego, aunque de alguna forma muy en su interior, seguro que están sufriendo.

Son jefes por el poder que ostentan, pero no se han ganado la autoridad de sus colaboradores. Han convertido el grupo en un ejército de mercenarios. Quien permanece a sus órdenes es básicamente por dinero o porque comparte su filosofía.

 

Liderazgo auténtico by David Quesada

Es muy difícil que cambien. Solo si se dan una gran ostia (con perdón) se pueden replantear su forma de actuar. Hay que huir de ellos.

Estos son algunos de los tipos de líder tóxico que existen y los posibles antídotos que propongo. No siempre funcionan, porque el único antídoto infalible ya te lo he contado: alejarse de su lado. Espero que no te hayas sufrido las órdenes de alguno de ellos:

[bctt tweet=”Jefe = poder jerárquico. Líder = autoridad ganada por méritos propios. #liderazgo #rrhh”]

El ejecutivo gaviota

Cuando se digna en bajar a las trincheras, es aquel que sobrevuela el territorio, se caga en tu mesa y se come tu desayuno.

Antídoto: trabaja de forma independiente, como si no él no estuviera y dale explicaciones solo cuando te lo pida. No tiendas a arreglar siempre sus desaguisados. Alguna vez debe quedar en evidencia para que aprenda a moderarse…

El medallista olímpico

Aprovecha la mínima oportunidad para adueñarse los méritos de todos los logros y colgarse las medallas. Al contrario, cuando las cosas salen mal, busca culpables a su alrededor. Tiene una elevada intolerancia al sentido de la responsabilidad.

Antídoto: busca siempre que puedas testigos de lo que haces. Que los demás sepan realmente quién se lo ha currado de verdad.

El hombre (o mujer) invisible

Permanece siempre herméticamente confinado en su despacho. Vive ajeno a los problemas del día a día y se limita a transmitir al equipo las órdenes decididas en el comité de dirección. Se comunica básicamente por email y rara vez pide opinión a sus colaboradores.

Antídoto: si Mahoma no ha a la montaña, habrá que moverla. Visita su despacho tantas veces como sea necesario para que se acabe impregnando del sentir del equipo y actúe por reactiva, ya que por activa no es capaz.

El guardián de (su) conocimiento

Persona celosa de su rango y de la información que tiene. Para él, la información y el conocimiento es poder para dominar a los demás. En el fondo denota una falta de confianza en sí mismo y trata de esconder sus carencias en vez de abordarlas. Es experto en cortar las alas y la motivación a los que destacan, por lo que te puedes imaginar el tipo de equipo que acabará formando. Compadezco a las empresas que mantienen un perfil como este.

Antídoto: complicado. Puedes obrar en consecuencia con la información de que dispones aunque ello suponga cometer errores y entonces demuéstrale porqué debería haberte preparado mejor. Entonces puede ser un buen momento para mantener una conversación sincera y hacerle ver que todos están para ayudarle, y no para quitarle el puesto. La verdad puede doler, pero es el único camino.

 

Entonces, ¿identificas estos tipos de liderazgo tóxico? ¿Conoces otros? ¿Has sentido en alguna ocasión que has generado toxicidad a tu alrededor? ¿Cómo lo solucionaste?

A ver si entre todos logramos transformarlo en liderazgo auténtico y consciente, que es el que están demandando las empresas del siglo XXI que quieren prosperar y perdurar en el tiempo.

Después de tanta negatividad, para acabar con buen sabor de boca te invito a descubrir la Fórmula Co3 del Liderazgo auténtico (post y vídeo). La fórmula que te permitirá convertirte en un verdadero líder de equipos. Y si quieres pasar a la acción, entra en la plataforma online donde encontrarás el módulo de Liderazgo Auténtico para impulsar tus competencias en liderazgo de forma práctica.

También te propongo dos libros que hablan del auténtico liderazgo, de cómo hacer bien las cosas cuando tenemos la responsabilidad de dirigir personas:

El Alma del Liderazgo (Deepak Chopra)
Liderazgo, Dirección y Coaching por Valores (Simon L. Dolan)

¡Que pases una feliz semana!

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