Los tres tipos de estrés laboral y sus antídotos

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Mucha gente vive inmersa en el estrés diario del trabajo asumiéndolo como algo inherente al mismo y al que se tiene que resignar. “Va con el puesto”,” no hay nada que hacer… ¿seguro?

Si analizamos las verdaderas causas del estrés laboral y nos hacemos las preguntas adecuadas estaremos as la puertas de la solución para minimizarlo. Un buen diagnóstico es clave. Las decisiones después las deberán tomar tanto las personas afectadas como las que lo inducen o facilitan, sea cual sea su nivel de responsabilidad.

El estrés laboral es un término que asociamos automáticamente con algo malo, algo perjudicial para nuestra salud y nuestro nivel de compromiso y motivación en el trabajo. Pero, ¿y si te dijera que también puede ser bueno? Sigue leyendo y podrás comprobarlo.

[bctt tweet=”El #estrés es como el colesterol, hay de bueno y de malo.” username=”DavidQuesadaR”]

Vamos a analizarlo desde la perspectiva de los tres tipos de estrés que identifico en las organizaciones:

Estrés estructural

El estrés estructural surge como consecuencia de una mala organización del trabajo en cuanto a la relación entre la carga de tareas a realizar y los recursos humanos y técnicos para llevarlas a cabo.

Sería el momento en que surgen expresiones del tipo:

“No sé cómo quieren que saquemos todo esto adelante con los cuatro que hemos quedado…”
“Holaaa… ¿hay alguien más ahí o soy el único que trabaja? ¡Yo solo no puedo con todo!”

Esto ocurre cuando nadie se encarga de evaluar a conciencia el impacto de decisiones como abrir un nuevo mercado, crear y comercializar un nuevo producto o servicio, un proceso de reestructuración, etc.

Para atajarlo es necesario que la alta dirección asuma la necesidad de revisar la carga de trabajo de cada puesto y el número de personas asignadas a cada área concreta en la que detectamos un elevado nivel de estrés. El resultado debe suponer cambios. No vale solo con un informe.

Estrés competencial

El estrés competencial aparece cuando no estamos lo suficientemente preparados para realizar una determinada función o tarea. O sea, cuando el asunto nos viene grande.

Fernando Trias de Bes decía:

“No hay personas incompetentes sino personas válidas ubicadas en los puestos equivocados”.

Pues va de esto.

Lo que hay que analizar es quien es el responsable de este gran error para dar solución y que no vuelva a ocurrir. ¿Alguien no se ha preocupado de formar a la persona o de evaluar correctamente las competencias que requiere el puesto? ¿Alguien no se ha preocupado por reciclarse o adaptarse a las necesidades del puesto por un tema de inconformismo, falta de motivación, compromiso o simplemente desidia, pasotismo o desgana?

Y cuidado con cómo afecta este estrés competencial de una persona al resto del grupo… ¡se puede extender como la pólvora!

Puede ocurrir que personas competentes se contagien de la incompetencia de otros y acaben sucumbiendo a sus pensamientos más oxidantes:

“¿Qué culpa tengo de que los demás no sepan hacer bien su trabajo?”
“¿Para qué me voy a esforzar si después no va a servir de nada?”
“¿De qué sirve que me pase el día enseñando a los nuevos si duran cuatro días?”

El análisis de este tipo de estrés tendrá que dar como resultado una reasignación de funciones o un plan de desarrollo de competencias para las personas afectadas.

Estrés relacional

El estrés relacional es causado no por un problema estructural o de competencias de uno, sino que es fruto de un ambiente tóxico en general o de malas relaciones inter-personales en particular.

Hay personas que viven día a día cabreadas con el mundo, con una actitud negativa y altamente tóxica. Estas personas en el fondo sufren, pero quienes deben tratar con ellas también. Al final, cada uno es responsable de sus pensamientos y de su comportamiento pero el entorno y la cultura empresarial afecta, ¡y mucho!

Que dos o más personas no se hablen o se eviten, puede desembocar en procesos ineficientes, errores predecibles, malos resultados… En este vídeo te explico cómo desencallar un conflicto interpersonal en tu equipo.

Resolución de conflictos by David Quesada

El estrés relacional es que considero más complejo de solucionar de los tres si se tarda en tratarlo. Formar o sustituir a una persona es relativamente fácil, definir bien los procesos que generan estrés estructural cuesta algo más, pero desenquistar un problema arraigado de relaciones inter-personales, ¡eso sí que es un gran reto! Más complejo llevarlo a buen puerto cuanto mayor es el número de personas involucradas o afectadas.

Aquí es cuando debemos entrar a valorar el índice motivacional de la organización (nivel de satisfacción, compromiso y sus causas), así como la cultura oficial (normas de lo que hay que hacer) y la subcultura real (normas comúnmente aceptadas de lo que la gente verdaderamente hace).

Cuando nos encontramos con un equipo con elevado nivel de estrés relacional, una forma eficaz de abordarlo es sacar al equipo de su entorno natural durante unos días para trabajar con él con un programa de Change Management & Performing ayudado de dinámicas de Team Building. Los resultados son sorprendentes. Si se hace bien, allí se manifiestan los conflictos internos, las afinidades, los deseos e ilusiones del grupo, las carencias y mucho más. Entonces es cuando se puede trabajar para alcanzar la mejor solución que desestrese y cohesione el equipo.

La bondad del Estrés

Para acabar, como contrapunto quiero compartir contigo el siguiente vídeo en el que podrás descubrir el lado bueno del estrés, que lo hay. ¿No te lo crees?

Puedes ver la charla magistral de Kelly McGonigal: Cómo convertir al estrés en tu amigo. Ella es psicóloga del mundo de la salud y empieza la charla cuestionándose si ha estado equivocada con lo que ha estado enseñando en los 10 últimos años para seguir con la siguiente pregunta: ¿Cambiar nuestra perspectiva sobre el estrés puede hacernos más saludables? La ciencia dice que sí…
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