¿Me esfuerzo o me fuerzo?

¿Me esfuerzo o me fuerzo?

¡Qué gran pregunta!

Su significado se me reveló con todo su sentido en una de las sesiones de Daniel Gabarró sobre espiritualidad y me hizo pensar mucho.

Esforzarse

Cuando me esfuerzo en hacer o conseguir algo, estoy haciendo lo siguiente:

  • Pongo todo mi empeño con ilusión y ganas.
  • Encuentro el equilibrio entre los recursos físicos y/o mentales que dedico y el grado de agotamiento físico y/o mental que me supone.
  • Disfruto del tiempo que le estoy dedicando., aquí y ahora.
  • Lo hago con un elevado grado de libertad (aunque nunca suele ser al 100%). ¡Porque quiero hacerlo!
  • Tiene un sentido para mí: estoy aprendiendo algo, quiero alcanzar una meta deseada, invierto en mi desarrollo personal o profesional…
  • No lo juzgo, no lo cuestiono, simplemente lo hago y punto.

En definitiva, me esfuerzo desde mi espíritu, desde mi esencia, desde mi ser más profundo.

Forzarse

Cuando me fuerzo a hacer algo, estoy haciendo lo siguiente:

  • Lo hago porque toca hacerlo, porque algo o alguien separado de mi ser me ha llevado hasta ahí.
  • Estoy condicionado por lo que los demás quieren de mí, por contentarles a ellos y entonces me convierto en una marioneta a su merced.
  • Estoy dedicando unos recursos físicos y/o mentales ingentes que a la larga me pasarán factura.
  • No actúo en libertad, soy prisionero de mi ego y de sus razonamientos erróneos sobre lo que considera bueno para mí.
  • Pienso que lo hago por obtener un beneficio, aunque en el fondo me estoy engañando, pues el beneficio es mucho menor que el sacrificio.
  • A ratos lo cuestiono mientras lo llevo a cabo porque en el fondo sé qua hay algo dentro de mí que no funciona.

Me fuerzo desde mi ego, desde mi imagen construida, desde el personaje que cree saber lo que es mejor para mí.

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Dos ejemplos:

Primer ejemplo

Imagina un joven que tiene un muy buen trabajo, aunque decide dejarlo para estudiar una carrera universitaria.

Quiere formarse y generar así mejores opciones profesionales en un futuro. Mientras tanto, se esfuerza al máximo estudiando y trabajando a tiempo parcial y en verano para pagar sus estudios.

Segundo ejemplo

Imagina otro joven con muchas dudas sobre cómo orientar su futuro profesional, algo muy común hoy en día. Preferiría buscar un trabajo de algo que le motive porque no le gusta mucho estudiar.

Pese a ello, se ve forzado a estudiar la carrera universitaria de derecho por la presión de los padres y familiares, ya que en la familia hay una gran tradición profesional en el mundo de la abogacía.

No hacerlo sería una decepción para muchos.

¿Cuál de los dos jóvenes crees que va a disfrutar más de la vida y con mejores resultados?

Lo tenemos claro, ¿verdad?

Yo era uno de esos jóvenes, afortunadamente el del primer ejemplo, pero podría haber sido algo parecido al otro. De hecho, seguro que en muchos aspectos de mi vida lo he sido, aunque estoy convencido que ahora menos que antes.

¿Por qué menos que antes?

Porque he aprendido a trabajar mi conciencia y a auto-observarme para identificar y reorientar esas situaciones en las que soy prisionero de mi ego sin saberlo.

¿Y cómo lo hago?

Es como todo en la vida, requiere conocimiento y entrenamiento.

Y si además lo convierto en mi dedicación profesional ayudando a otros a lograrlo… ¡la satisfacción es inmensa!

El esfuerzo, bien merece la pena. Forzarse, no.

 

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