Cómo atajar de raíz los problemas

Solucionador de problemas inter-personales:  pienso que debería existir una profesión con este nombre, con su correspondiente carrera universitaria y por supuesto debería ser una de las mejor remuneradas. ¿Estás de acuerdo conmigo?

Resolver (y sobretodo prevenir) conflictos entre personas puede ser más complejo que diseñar un cohete para ir a la luna. La mente humana es uno de los artilugios más sofisticados que deben existir en el Universo. Esta afirmación, lejos de desanimarme me llevó un buen día a meterme de cuatro patas en este maravilloso mundo del coaching, la motivación, el liderazgo y la gestión de personas.

Hace unos días conversaba con un empresario y me afirmaba con un cierto aire de aceptación adobado con una dosis de esperanza: “Las personas tienden a acordarse de las malas experiencias y pasan por alto aquellas situaciones en las que estuviste a su lado para apoyarles en lo personal o profesional. Pero debe haber alguna forma de cambiar esta manera de pensar”. Efectivamente, estoy convencido de que existe una forma y la clave es tan simple (o compleja según lo queramos ver) como un cambio de conciencia. Simple porque el camino es uno y claro, y complejo porque quizás nos lleve a cuestionar nuestras propias creencias, nuestra forma de ver el mundo y a los demás.

Raimon Samsó lo dice meridianamente claro cuando afirma:

[bctt tweet=”Los problemas no existen. Solo hay soluciones incómodas. Raimon Samsó”]

La mente humana puede ser muy perversa y nuestro ego, nuestro lado oscuro, aprovecha el mínimo resquicio para hacerse ver. Solo si trabajamos nuestra inteligencia emocional para pasar a un nivel superior de conciencia podremos acallar y educar nuestra voz ceniza interior, la que lo juzga y lo cuestiona todo, la que llevada al extremo saca lo peor del ser humano: matar, robar, extorsionar, engañar, torturar…

Por cierto, ahora me viene a la memoria el reportaje que vi la semana pasada sobre el colosal trabajo de un grupo de socorristas voluntarios de la ONG Proactiva Open Arms (que se nutre solo de fondos de la sociedad civil) en la isla griega de Lesbos para salvar vidas donde las autoridades del primer mundo evitan actuar. Está en catalán, pero he pedido a TV3 que lo traduzca a otros idiomas porque merece ser visto por cuantas más personas mejor. En él se muestra el contraste de los dos extremos de la condición humana: personas que invierten sus ahorros y arriesgan su vida para salvar de la muerte segura a personas que lo dejan todo por un atisbo de esperanza. Y por otro lado, gente sin escrúpulos que se enriquece a costa de la desesperación de los más desamparados que huyen del sinsentido de la guerra.

Señoras y señores, esto es en esencia lo maravilloso y lo miserable a lo que puede llegar nuestra mente y nuestra (in)consciencia. ¡Bienvenidos al Gran Circo de la Vida! La pregunta es: ¿en qué bando queremos jugar? Y cuando lo hemos decidido, ¿qué hacemos en nuestro día a día para ayudar a nuestro “equipo” a conciencia? Me refiero a que cuando damos cabida a emociones como la rabia, el miedo, la envidia, el rencor… desde luego en ese momento nos tocaría calentar banquillo. Si quiero jugar de titular en el Ejército Pacificador de Buenas Personas tengo que acostumbrarme a regatear, pasar y chutar con valores como el respeto, la empatía, la compasión, el perdón, la humildad, la ética… ¡Son valores para ganar la Champions!

Bien, reconozco que me he calentado un poco y quizás pienses que me estoy desviando del título de este artículo, pero te aseguro que todo lo que te he contado tiene relación con el objetivo de atajar de raíz los problemas interpersonales.

Howard Gardner habla de las inteligencias múltiples: verbal, lógico-matemática, espacial, kinestésica, musical, interpersonal e intrapersonal. Solo las dos primeras tienen que ver con lo que conocemos tradicionalmente como CI (Coeficiente Intelectual). ¡Es un alivio saber que dispongo de otras cinco para llegar a ser una persona inteligente en sentido amplio! Je, je.

Para abordar la solución que te voy a proponer me quiero centrar en las dos últimas inteligencias:

Inteligencia interpersonal
Para comprender a los demás, lo que les mueve, les motiva, sus capacidades para liderar, etc. Aquí entran en juego los valores ético-sociales que nos conectan con los demás como la gratitud, la comprensión o el apoyo.

Inteligencia intrapersonal
Para comprenderse a uno/a mismo/a. Lo que buscamos en la vida, nuestros miedos, nuestras necesidades, lo que nos llena. Los valores que nos mueven en este ámbito son de autodesarrollo como la autoestima, el autocontrol, la diversión o el optimismo.

Entonces a continuación voy a proponerte una serie de pautas basadas en estas dos inteligencias para lograr disolver cualquier tipo de conflicto interpersonal, ya sea en el trabajo o fuera de él:

Pautas basadas en la inteligencia interpersonal:

  • Ponte en el lugar del otro, pero de verdad. Siente lo que él/ella siente, ni que sea por unos segundos. Entiende sus miedos sus inseguridades, sus argumentos, sus razones. Toda persona se basa en un porqué verdadero cuando actúa, incluso un asesino en serie. Conectar con esa motivación nos resuelve un 90% del conflicto. También el negociador tiene que encontrar el porqué verdadero en el secuestrador para agotar todas las posibilidades de acuerdo.
  • No juzgues ni prejuzgues: es uno de los mayores divertimentos de nuestro ego, juzgar a los demás, buscar culpables y poner etiquetas a las primeras de cambio. Si estás por ejemplo ante alguien cabreado, que grita, no des por hecho que él/ella es así siempre. Indaga de nuevo en el porqué. Quizás ha tenido un mal día y lo ha pagado contigo. Ayúdale a rebajar su nivel de crispación mostrándote calmado/a y comprensivo/a. Acepta la situación tal como es pero sin dejarte contagiar por el ruido o la toxicidad.
  • Pregunta mucho: haz preguntas sinceras y directas, ¿cómo te sientes? ¿En qué te puedo ayudar? ¿Cómo te sentirías mejor? Habla de tú a tú para conocer sus pretensiones sin involucrar a terceros que no están presentes. Un ejemplo de malas preguntas lo encontramos en una mítica canción de José Luís Perales: “¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti?…” Cuando las preguntas correctas serían: ¿Cómo te sentiste tú para llegarte a enamorar de otro? ¿En qué piensas que fallé yo?

 

Pautas basadas en la inteligencia intrapersonal:

  • Toma responsabilidad plena del problema y no responsabilices al otro. Piensa siempre en lo que está en tus manos para resolverlo. En qué debes cambiar o puedes ceder tú. La intransigencia enquista el conflicto mientras que la concesión mutua lo disuelve.

[bctt tweet=”Si responsabilizas a los demás de tus problemas, nunca desaparecerán ¡Toma las riendas!”]

 

  • Utiliza otro prisma: intenta ver el problema desde otro punto de vista, aléjate de él o pide opinión imparcial a otros que no estén implicados. A veces estamos tan metidos e impregnados del conflicto que no nos damos cuenta que formamos parte de él.
  • Preserva tu autoestima como tu mayor tesoro: toda decisión que tomes para resolver un conflicto debe contribuir a mantener tu sana autoestima. De lo contrario, aléjate de él.

Si es con la pareja, déjala
Si es con el trabajo, márchate
Si es con un colaborador, sustitúyelo
Si es con un amigo/a, bórralo de Facebook y WhatsApp (ya me entiendes).

Disculpa si piensas que soy radical, pero… ¡con la autoestima no se juega!

Para acabar, te invito a ver el siguiente vídeo en el que explico cómo abordar conflictos con tu equipo en el trabajo:

 

 

Espero que estas pautas te puedan ser de utilidad. Si las pones en práctica o ya lo has hecho, cuéntame qué tal te ha ido.

Y ya sabes, a partir de ahora cuando te enfrentes a un conflicto, repítete a ti mismo/a:

¿Problemas a mí? ¡Ja!

 

 

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